Por Alicia Silvia Reyes Carrillo

Participante del programa Escribamos Juntas.

En el silencio y la paz de mi entorno, sigo adentrándome en mis pensamientos y empiezo a llenar las blancas páginas del nuevo libro de mi vida, que en este año que se inicia se me entrega y que tengo aún, gracias a Dios, la oportunidad de escribir. Me veo a mí misma como si me colocara en un jardín que debo cultivar en el transcurso de todo este nuevo año, sembrando las semillas de las diferentes actividades que habré de realizar. Verlas crecer y se conviertan en plantas que den frutos. Frutos y bellas flores de quizá logros, tal vez éxitos y todas las diversas experiencias que viviré cada día y sean peldaños de la escalera que me vaya llevando a realizar los propósitos en mi vida. Aunque ya he subido no sé cuántos en los años que han pasado, siento que me falta mucho por hacer y que debo esforzarme aún mas, para subir los que me faltan todavía y así completar la misión que me fue encomendada cuando mi alma se encarnó en mi cuerpo.
Y me pregunto una y otra vez si ya descubrí esa misión, si ya la realicé o lo estoy haciendo; quizá me falta mucho para terminarla o si al fin, lograré darme cuenta en algún momento de mi existencia, cuál es o fue esa misión.
La vida nos va diciendo por dónde ir y no podemos desperdiciarla con los porqués. Mejor aprender y seguir sembrando; tratar de dejar un buen sabor en la existencia de quienes nos rodean y saborear aquellos que nos dejen los demás en la nuestra.
Seguiré persiguiendo aquello que quiero conseguir. Me propongo vivir el presente y no pensar más en el pasado. Celebrar con gozo lo que de verdad importa, la vida que tengo y el tiempo para disfrutarla, percibirla, sentirla y con ella, el amor hacia mí misma y hacia los demás y aceptar el regalo de su presencia, de sus risas y alegrías.
La vida termina cuando menos lo esperamos, es muy corta, es un sueño que se sueña sólo una vez, así que lo voy a llenar dando lo mejor de mí, con ternura, con calor, con amistad; quiero encontrarme y ser mi amiga más fiel.
Decido que mi vida no gire más en torno a lo que no tengo o que me falta. A no sentirme mal por vivir en soledad. Le doy la bienvenida a una nueva actitud en este nuevo año. Ver ahora por mi y lo que me gusta y quiero hacer: escribir, leer, escuchar la música que me llena, disfrutar más de la naturaleza, sentir la vida y lo que conlleva, pues es el mejor regalo que hemos recibido y que tendremos una sola vez.